No pude escribir hoy.
Supe de la inundación por teléfono.
Después las redes, algo en las noticias no era suficiente.
Busco. Quiero saber más pero repiten los mismos audios, que la gente perdió
todo.
Perder todo.
Cansados de buscar con los ojos, pausas no tenemos,
esperanzas flacas y hastío mudo, gestos al aire, mirada ciega y repetir
preguntas sin salida.
¿Algo estaba asegurado? ¿Con qué recursos aguantar hasta que el
agua baje?
El paisaje está contaminado, la espera es filosa y húmeda.
Recomiendan no exponerse, ni ayudar se puede salvo enviar
dinero, cómo apartar un poco de dinero escaso, qué dar a manos llenas, ni
escribir, ni mirar el sol durante los siete minutos del ritual de cada tarde en
el balcón porque no cabe una lágrima nueva en los dolores viejos.
Cierro la mirada a la impotencia de saber que esta rima es un
estilo que reitera en la pampa y la lluvia rezada trae la maldición desde
arriba. Nada respeta, todo se lleva la pobreza triste, la piel se moja para siempre.
No me salvo de esta, pongo una serie dura para esconder el
llanto y se me achica el latido dentro, poco a poco, mañana vemos. Mañana
vemos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario