24 de marzo de 2020

Futura

Futura está encajada.
No todos la gozan, es asincrónica. Nace y en el pujo nos ciega.
Si le pidiéramos el registro de su imagen al panóptico (selfie, selfie!) se volvería vintage en el encuadre y apocalíptica al primer disparo.
Todo lo que estaba diseñado para recibirla atrasa o, de mínima, no la anticipa y estalla su reflejo. 
Quizás el pensamiento que genera imágenes nos dejó huérfanos.
La futura no se pudo imaginar.
Su presencia se oye lenta -no te agites, al contrario-
Dicen que captamos lo que va a venir si ejercemos la calma ¿quién pudiera?
Futura se trata de adaptar.
Escriben los científicos que en la búsqueda consecuente de situaciones novedosas a nuestro entorno que ya son la realidad de otros ejercitan la capacidad cognitiva. Entonces ¿conocer será empatía?.
Si todo lo supuesto se puede transformar -y justo es eso lo que de momento ocurre- los medios publican que la futura de desarrolla confortable en la experiencia.
Las estrategas sugieren pre-sentir lo inimaginable.
Los deportistas sostienen la inspiración unos momentos. Los filósofos piden entrenar plasticidades. Todo pasa por los pulmones. Dicen que podemos dejar la inspiración en los pulmones hasta que se parezca a un recuerdo.
Antes de que exista lo nuevo nuestras mentes deben creerlo un recuerdo colectivo auguran les artistas.
Creamos ese recuerdo de lo que aún no se miró como interpretamos lo decisivo en la historia y en una coreografía contrafáctica, un conflicto distrópico, un ensanche de sensorialidad, balbuceamos como cuerpo propio el dilema de límites distintos y otro pulsar.
Futura irrumpió. Acá se queda y barre las costras.
Yo lavo la ropa, en la soga cuelgo el agua.

#50 2020



 
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