Un viñedo orgánico no apela a productos químicos como pesticidas, herbicidas o fertilizantes, sino que se cultiva de manera sustentable utilizando, por ejemplo, el compost como fertilizante natural.
Si bien puede tener un rendimiento menor, si se compara con un viñedo convencional, ofrece frutas de más calidad, de sabores más intensos, más concentrados. Las raíces de los viñedos cultivados de forma orgánica penetran más profundamente en el suelo. De esa manera la planta absorbe y distribuye minerales y las uvas expresan mejor el terroir, el sabor regional de donde provienen.
El Malbec 2019 de Domaine Bousquet está certificado como vino orgánico.
Es un vino tinto mendocino, de Tupungato, Valle de Uco. Proviene de viñedos ubicados al pie de la cordillera de los Andes a 1200 m de altura sobre el nivel del mar.
El color violáceo es característico del varietal Malbec y en la botella que probé se encontraba oscuro brillante, sin sedimentos, de intensidad media. Se dejaba ver una herradura mediana y gotas no tan separadas.
Los aromas anticipan frutos rojos y negros, con notas de casis o grosella. Los taninos se perciben suaves y elegantes en boca, con un cuerpo medio, sin paso por madera.
Es un vino elegante y balanceado. Se comunica como un vino premium y obtuvo muy buenas puntuaciones.
En mi opinión un vino orgánico suma valor. Como lo disfruté casi en invierno, enfriado, sin pasar por decanter y alejado de la comida no dudo en creer que es un vinazo.
